LEJOS DE LAS MASAS ( Y CERCA DE MASSA)

 LEJOS DE LAS MASAS 

( Y CERCA DE MASSA)


Ya es momento más que oportuno para exteriorizar en palabras concretas la rotunda decepción que representa la infausta gestión de Alberto Fernández.

Heredero de una situación desastrosa que se conocía perfectamente, a tal punto de haberle costado la reelección a Macri, Alberto Fernández sabía desde el primer día que debía encarar con determinación extrema la implementación de algo que jamás tuvo; un plan.

Pocas veces en la historia, sino ninguna, se ha visto una gestión que gobierne en nombre del peronismo con tamaño nivel de desorganización, descoordinación, falta de mando, sin rumbo, así como alejada irremediablemente de los grandes temas de las mayorías en nombre de satisfacer demandas de minorías intensas, generalmente politizadas y super ideologizadas ( cuando no extraviadas por berretines universitarios)

Lo rigurosamente cierto es que esta sociedad está peor que la recibida en Diciembre 2019.

Más aún, es probable que toda esta década implique un profundo retroceso en todo sentido.

Así como es hacer honor a la verdad decir que durante la década 2003 - 2013 la sociedad en su conjunto y en todos sus estamentos creció notablemente, también se hace necesario mencionar que desde 2013 ( finales 2do mandato de Cristina Kirchner) a la fecha, se ha ingresado en un franco declive que nos hace imaginar una "década  perdida" mucho más que ganada.

No sólo los indicadores socioeconómicos son preocupantes, sino y por sobre todo, que se percibe un enorme desdén y una gran desolación emocional por parte de la ciudadanía, que cada día confía menos en la capacidad de la clase dirigente para ofrecerle horizontes, alternativas, soluciones que le mejoren en un "algo" la vida y le ofrezcan la posibilidad de un futuro a secas.

La magnitud de la crisis es enorme, no sólo por su profundidad, sino por su extensión ( repito, hablamos de una década que implica a Cristina, a Macri y al deslucido Alberto).

La enorme mayoría de la gente no encuentra razones para conmoverse, más allá de los goles de Messi o las atajadas de Dibu, ante una clase política que parece vivir atornillada a sus asuntos y ante una enorme parte de la militancia, sea del color que fuere, que no logra salir del pozo emocional en el cual se encuentra  disputándose si la culpa es de Macri, de Cristina, de Néstor, de que "vuelve la derecha" o todo tipo de trabazones mentales que impiden un razonamiento sincero respecto de la terminal situación.

Algunos nostálgicos creen que vivimos en el año 2003 ( del cual ya pasaron 2 décadas) y que Néstor emergerá intrépido.

Otros prefieren sumarse a la locura alienante del discurso anti todo de Milei.

Otros tantos siguen encerrados en un rechazo eterno a todo lo que huela a peronismo, situación que tampoco les permite saltar la grieta que tanto les molesta.

Y por último están los que no se permiten, ante el tamaño innegable de este fracaso, siquiera mencionar una palabra. O escribirla.

Guardan silencio casi marcial por miedo a que una supuesta derecha "vuelva".

En medio de todo esto y como contundente muestra del fracaso de estos años, no se cuenta en el campo nacional y popular con cuadros formados capaces de interpelar a las mayorías.

En su reemplazo, lo que hay son burócratas soberbios que imitan el tono de voz de Cristina ( sin ser  Cristina) y que porque firman un papel o hablan lenguaje inclusivo se creen que están aportando a alguna suerte de revolución nacional.

Lamentable.

Es por ello que el movimiento nacional y popular se encuentra, valga la paradoja, cada día más lejos del pueblo.

Y más cerca de Massa.

Por lo menos es lo que este pesimista ve.


 

 

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